miércoles, 20 de noviembre de 2013

¿POR QUÉ SE NOS CAE EL PELO?


En muchas ocasiones hemos oído: ¡se me cae el pelo a matas!, a lo cual responden: “es la época”. Pero por qué es la época, qué es lo que determina que ese minúsculo ser que habita en nuestro cuero cabelludo detecte que ha llegado el otoño o la primavera y decida mudar como las serpientes.


Pues sí señores, la naturaleza es tremendamente sabia y va a su aire, es decir, que nosotros podemos influirle en qué color le damos al pelo, qué corte nos favorece más, si recogido o suelto…pero si se tiene que caer, se cae.

El cabello mantiene el calor corporal de la cabeza, a la vez que nos protege de los golpes y de los agentes externos. En nuestra sociedad, además, es un atributo de belleza y salud, y tiene cierta importancia psicológica y social. 

El pelo tiene un ciclo vital en el que crece y cae, siendo sustituido por otro nuevo. Los problemas empiezan cuando existe una desproporción entre lo que cae y crece, o cuando el que crece es de peor calidad.


Pero ¿qué es la alopecia?, pues viene del griego “alopex”, que significa zorro, en referencia a este animal que muda de pelo dos veces al año. Por tanto, cuando empleamos el término alopecia solo nos referimos a que existe caída del pelo, nada más. 

Hay muchas causas que provocan esta pérdida, y solo el dermatólogo o los especialistas capilares están capacitados para realizar el diagnóstico y aconsejar al paciente sobre el tratamiento que mejor se adapta a sus necesidades.

Dentro de la pérdida del pelo, las afecciones capilares más frecuentes son :

1-El efluvio telógeno: afecta sobre todo a las mujeres. La primavera y el otoño, por ejemplo, son las estaciones en las que el cabello muda de forma importante debido a la influencia del sol, el agua y otros factores externos. 

Pero además existen otras situaciones que pueden acelerar la caída del cabello:

-Embarazo: durante el embarazo tenemos una secreción masiva de hormonas femeninas, los estrógenos, que mantienen casi todos los cabellos en fase de crecimiento. Después del parto, estas hormonas se equilibran y el pelo que estaba bloqueado en fase de crecimiento, empieza a caerse. Esta alopecia posparto, es la forma más frecuente de efluvio telógeno. Aparece entre 2 o 4 meses después del parto y dura unos 6 meses.

-Menopausia: se caracteriza por una disminución progresiva de la producción de hormonas femeninas, por lo tanto los andrógenos (hormonas masculinas) están en mayor proporción y por ello se observa una caída asociada a un afinamiento del cabello.


2-Alopecia Androgénica (AGA): es la conocida como “calvicie común” y es la que afecta sobre todo a los hombres. Es de origen genético y hormonal, eso es lo que dicen:” si tu padre es calvo, tú tienes todas las papeletas para serlo”. Pues tienen razón, es lo más probable.
Desde la pubertad, la afluencia de hormonas masculinas tiende a atrofiar lentamente el folículo piloso. Esto es lo que provoca, durante décadas, el acortamiento de la vida del cabello en ciertas áreas del cuero cabelludo como la coronilla o las entradas. Esto afecta al 25% de los hombres de 25 años, y hasta al 50% de los de 50, frente al 25% de las mujeres.

Pero, ¿realmente existen tratamientos eficaces para la alopecia androgénica?

Pues bien, no existe ningún remedio que haga nacer pelo nuevo donde hay un folículo piloso cerrado, que albergó un pelo. Pero sí hay tratamientos muy eficaces que fortalecen el pelo para que aguante más tiempo sano, retrasando y evitando la caída del que tenemos. Entre ellos tenemos dos: 

-Minoxidil: se usa como una loción, es un vasodilatador que favorece el flujo sanguíneo en el área capilar. Sus efectos duran mientras se aplica y comienzan a los 2 meses de iniciar las aplicaciones.

-Finasteride: es un comprimido que se toma por vía oral y también resulta muy efectivo mientras se toma. No pueden usarlo mujeres embarazadas o en edad fértil, solo hombres o mujeres menopaúsicas.

La última opción, actualmente muy de moda, es el trasplante capilar: es un excelente tratamiento, pero lo deben hacer manos expertas y seleccionar adecuadamente los casos, no se le puede hacer a todo el mundo. Se hace con pelo propio, los efectos secundarios son mínimos y esto no excluye que se siga tratando la alopecia una vez realizado el trasplante, porque la intervención no modifica la genética de cada uno.


La nutricosmética, término que define los cosméticos tomados por vía oral, es la mejor opción para tratar una caída estacional, moderada o sin mucha gravedad. Hay que tener en cuenta que un champú en realidad lo tenemos en contacto con el cuero cabelludo segundos, como mucho unos minutos, y este tiene que penetrar por el cuero cabelludo y por un montón de capas hasta llegar a la circulación sanguínea. De la cantidad de champú que nos aplicamos, ¿cuánta llega a sangre? Prácticamente nada. Por eso los champús no son buena alternativa para tratar la caída, son solamente para la higiene capilar, limpian el cabello y fortalecen lo que es el pelo en sí, pero no afectan a los procesos del cuero cabelludo. 

Si visualizamos una maceta con su planta y su tierra, para alimentar a la planta, tenemos que echarle abono y rellenarla de tierra para que el tallo de nuestra planta crezca erguida, ¿no?, pues el folículo piloso es igual, es una maceta que alberga un pelo rodeado de tierra que, en nuestro caso son los nutrientes que llegan desde la circulación sanguínea. Si se va quedando escaso de tierra, el pelo se va debilitando y se va saliendo, hasta que se cae. Lo que tenemos que hacer es rellenar esa tierra para que ese pelo quede bien recto y bien nutrido. Pues esto solo puede hacerse desde el interior de la sangre, a base de comprimidos tomados que vayan alimentando nuestras pequeñas macetas (los folículos pilosos) desde dentro y así cojan con fuerza todos los tallos (nuestros pelos) para que no se caigan.

Pues ya sabemos que la tendencia a quedarse calvo es cierta, pero que también podemos alterar los tiempos que la naturaleza tiene marcados para nosotros.

Aún así, cualquier duda que tengáis consultarla a vuestro farmacéutico, estaremos encantados de resolverla.


Cristina López-Casero Beltrán