
Pero veamos un poco en profundidad en qué consiste la “menopausia”:
La menopausia (del griego mens, que significa “mensual”, y pausi, que significa “cese”) se define como el cese permanente de la menstruación y se produce por la declinación de la función ovárica. Cuando ocurre a la edad correcta, no puede considerarse como una enfermedad, sino como un cambio fisiológico y evolutivo, por lo tanto, normal en la vida de la mujer.
La edad media de la menopausia, está en torno a 51,4 años, considerándose normal cuando ocurre entre los 45 y 55 años.
Se considera una Menopausia Tardía, cuando ocurre más allá de los 55 años (5% mujeres) y no parece tener consecuencias nocivas para la salud.
Sin embargo, sí parece tener importancia el hecho de que la menopausia tenga lugar antes de la edad adecuada, porque supone una pérdida precoz de función ovárica y en consecuencia una pérdida de hormonas (especialmente estrógenos) con todo lo que ello puede implicar para la salud de la mujer en los años siguientes.
Se considera una Menopausia Precoz/Prematura, cuando el cese definitivo de las menstruaciones tiene lugar a una edad entre los 40 y 45 años (5% mujeres) y un Fracaso Ovárico Prematuro, cuando ocurre antes de los 40 años.

Estas dos situaciones son importantes, porque la pérdida precoz de la función ovárica y de las hormonas procedentes del ovario, puede considerarse como una situación patológica, en contraposición a una situación fisiológica, y en estos casos debe considerarse la Terapia Hormonal Sustitutiva como una necesidad, salvo contraindicaciones, al menos hasta la edad adecuada de perder esta función hormonal (en torno a los 50 años).
Ante sospecha de Menopausia precoz o Fracaso ovárico Prematuro, se debe consultar con el especialista para confirmar si nos encontramos en esta situación. Habrá que descartar siempre la posibilidad de un embarazo y/o alguna patología que implique la pérdida de las reglas de forma asociada (enfermedades tiroideas, tumores productores de Prolactina,…).
Una vez descartadas estas posibilidades, habrá que valorar la instauración del tratamiento más adecuado, para minimizar los síntomas y la repercusión sobre la salud a largo plazo.
Lo que nos pueden hacer sospechar que estamos ante una menopausia es:
-Cambios en la frecuencia de las menstruaciones y/o en la intensidad del sangrado
-Pérdida de dos o tres ciclos menstruales
-Sintomatología asociada de deprivación estrogénica
Los síntomas asociados a la menopausia pueden paliarse con medidas no farmacológicas, aunque en ciertos casos se requiere tratamiento con medicamentos.
Los más frecuentes son:

Cuando nos “sube el pavo” como dicen las mujeres de mi pueblo, ¿qué podemos hacer para aliviarlo?, pues refrescar las mejillas con agua fría, evitar prendas calurosas, consumir bebidas fresquitas y evitar comidas picantes, café, té, tabaco y alcohol.
Realizar ejercicio físico y evitar el sobrepeso también es beneficioso para prevenir y evitar los sofocos. Hay una técnica de respiración rítmica que está resultando útil para sobrellevar esta incómoda situación.
Además de los sofocos, otros síntomas que suelen aparecer son:
-Sequedad y atrofia vaginal: disminuye la lubricación de la zona, lo que puede provocar dolor en las relaciones sexuales. El pH habitual ácido se alcaliniza y favorece de forma adicional las infecciones.
-Alteraciones en el estado de ánimo: normalmente estamos más “blandas”, tenemos una cierta sensibilidad emocional, en la que predomina ansiedad, nerviosismo e irritabilidad. Ante los cambios de humor, las técnicas de relajación tales como yoga, taichí, etc., pueden mejorar esos síntomas. Todo depende de cómo afrontemos el cambio, pero si eres positiva todo irá mejor y podrás disfrutar de esta nueva etapa.
-Dolores articulares: a veces mejoran corrigiendo el déficit de vitamina D asociado.
-Pérdida de colágeno en piel y masa ósea: es secundaria al déficit estrogénico y comienza a partir del periodo de transición.
-Incontinencia urinaria
-Pérdida de interés sexual
Teniendo esta situación, que a priori nos puede parecer fatal, mi consejo es que llevemos a cabo unas cuantas medidas eficaces que aplicaremos en nuestra vida diaria y que nos harán sentir fenomenal:

2-Realizar ejercicio físico moderado y de forma regular, esto nos ayudará a sentirnos ligeras, bien y además retardaremos la aparición de los síntomas. Empezar a hacernos el camino de la Virgen tres veces en semana, por ejemplo, sería una medida estupenda para iniciar nuestro plan.
3-Evitar el tabaco, exceso de café y otros excitantes.
4-Hacerte controles periódicos de tensión, glucosa y colesterol.
5-Acudir a revisiones ginecológicas es imprescindible para prevenir problemas típicos de esta etapa. El médico puede ayudarnos con un tratamiento a llevarlo mejor.
6-No auto medicarse ni abandonar un tratamiento antes de que el médico lo haga.
Es importante que al menor indicio, acudas al ginecólogo para realizar un seguimiento del proceso, así será más fácil de llevar.
Con estas sencillas cosas podremos afrontar esta etapa de la vida con ilusión y alegría, todo puede ser bonito según cómo te propongas vivirlo.
Yo te propongo sencillamente que seas feliz!!!
Cristina López Casero-Beltran, profesional Licenciada en Farmacia.